Etapas.
Se rompe una relación. Reproches,
improperios, mudanza, departamento nuevo, muchas lágrimas, amigas que te
bancan, más lagrimas, despecho, ropa nueva, peinado nuevo y Leandro. Si,
Leandro. Ese vecino que esta muy bueno, pero del que no te percatabas porque seguís llorando por los rincones. El que te saluda todos los días en el
ascensor. Ese que te cruzas en el pasillo sin remera, descalzo y en joggineta con un abdomen hermosamente marcado.
Acto seguido, te enteras que nadie es perfecto y si lo es, tiene novia. Entonces la conoces y la flaca es simpática, atenta y tiene el cuerpo de una supermodelo. En consecuencia, te invitan a una cena donde te presentan a Juan, el amigo soltero de la pareja, que no te gusta, por qué claro te gusta Leandro.
Acto seguido, te enteras que nadie es perfecto y si lo es, tiene novia. Entonces la conoces y la flaca es simpática, atenta y tiene el cuerpo de una supermodelo. En consecuencia, te invitan a una cena donde te presentan a Juan, el amigo soltero de la pareja, que no te gusta, por qué claro te gusta Leandro.
Te pasas toda la cena evitando el contacto con la mirada libidinosa de Juan que es
agradable, usa palabras complejas porque es profesor de literatura y su
vocabulario es amplio, cumplió 28 años hace 2 semanas, escribió un libro que no fue best seller pero es
conocido. Por sus amigos.
Seguís con la mirada en el plato “¿Por qué no seré invisible?” Pensas.
De imprevisto, Leandro te dirige la palabra y empezas a toser porque te ahogas con una arveja con la que jugabas al menos hacía una hora porque te resulto más divertido que intentar relacionarte con Juan.
Te pones roja sin saber si fue por vergüenza o por el ahogo, terminas siendo la anécdota de la noche.
Seguís con la mirada en el plato “¿Por qué no seré invisible?” Pensas.
De imprevisto, Leandro te dirige la palabra y empezas a toser porque te ahogas con una arveja con la que jugabas al menos hacía una hora porque te resulto más divertido que intentar relacionarte con Juan.
Te pones roja sin saber si fue por vergüenza o por el ahogo, terminas siendo la anécdota de la noche.
Pasan los días, te seguís cruzando
a Leandro que en el ascensor te comenta que Juan, sigue preguntando por vos.
Sonreís, desvías la charla, bajas del ascensor y al llegar a tu departamento aprecias
el vacío que solo se da cuando estás tan o más solo que Hitler el día del amigo.
Un día cuando tu estado de animo es el de una ameba al borde de la muerte te cruzas con la novia de Leandro, que te hace
saber que ahora,es la ex, cargando con los últimos
detalles de una evidente separación. Ella supone que Leandro está interesado en otra persona, pero no le preocupa, siente que la relación ya no daba
para más. No sabés si consolarla o felicitarla y lo primero que pensas es
“Pobre Leandro, debe estar hecho mierda”.
Pasa el día, volves de la calle exhausta, subís al ascensor te metes de lleno en la lectura de los apuntes de la facultad. Se vienen los finales y tu mente solo es caos. De pronto te percatas del llanto desconsolado de alguien en el pasillo. "¿Leandro?" Te sentas a su lado y comenzas lo que es una larga sesión de psicoanálisis, con respecto a su “yo interior”, el “por que ella se fue”¿ Cómo carajo terminas ahí? No lo sabés, la cuestión es que te sentís identificada, y una vez más caes en el desastre emocional. El insomnio es un gran aliado nunca te deja sola cuando te sentís realmente mal.
Pasa el día, volves de la calle exhausta, subís al ascensor te metes de lleno en la lectura de los apuntes de la facultad. Se vienen los finales y tu mente solo es caos. De pronto te percatas del llanto desconsolado de alguien en el pasillo. "¿Leandro?" Te sentas a su lado y comenzas lo que es una larga sesión de psicoanálisis, con respecto a su “yo interior”, el “por que ella se fue”¿ Cómo carajo terminas ahí? No lo sabés, la cuestión es que te sentís identificada, y una vez más caes en el desastre emocional. El insomnio es un gran aliado nunca te deja sola cuando te sentís realmente mal.
Meses después, todo parece
estar bien para vos y para tu vecino que manifiesta haber superado exitosamente
la separación o por lo menos eso te hace creer en las charlas del ascensor.
La rutina de cenar sola se te hace más fácil, aunque a veces extrañas charlar con alguien, pero para eso existe Internet ¿no?
La rutina de cenar sola se te hace más fácil, aunque a veces extrañas charlar con alguien, pero para eso existe Internet ¿no?
Imprevistamente tu celular suena,
hace tiempo que no sonaba, pero ese día suena, te encontras con el mensaje que
habías esperado durante mucho tiempo, el mensaje de tu ex. Sudoración,
palpitaciones, hiperventilación y finalmente la respuesta “Bueno, dale en el
bar de siempre”
Si, en el fondo sabias que lo estabas esperando, porque cuando uno ama es un absurdo constante, tiene esperanzas vanas y pierde la dignidad con mayor facilidad.
Si, en el fondo sabias que lo estabas esperando, porque cuando uno ama es un absurdo constante, tiene esperanzas vanas y pierde la dignidad con mayor facilidad.
Renovas tu vestuario, te pones ese
vestido negro nuevo que compraste para alguna ocasión especial, esos zapatos
con tacos muy altos que te hacen ver mas femenina, te perfumas, te maquillas,
te olvidas por completo de las lagrimas que esa persona alguna vez te hizo
derramar.
Salís, te olvidaste el celular y volves. Inmediatamente después de entrar al departamento suena el teléfono, es
Leandro. Que te invita a cenar y si queres después a ir a bailar. Sonreís,
coqueteas, aceptas.
“Pasame a buscar en una hora” estás lista, si. Pero hay que hacerse desear y entonces en tu vida una nueva etapa comienza.
“Pasame a buscar en una hora” estás lista, si. Pero hay que hacerse desear y entonces en tu vida una nueva etapa comienza.
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